29 de diciembre de 2013

High Hopes - Bruce Springsteen

Debo confesar que esperaba muy poco de este High Hopes. Su aire inicial de cajón de sastre dando cabida a regrabaciones de temas que ya conocíamos junto a descartes de discos anteriores (no necesariamente los mejores de la carrera del americano) me hacia desconfiar poderosamente del nuevo álbum. Y la primera buena notica es que a pesar de sonoros deslices, el disco suena consecuente y cohesionado, algo en lo que fallaban algunos de los trabajos anteriores del de New Jersey, siendo The Rising y Working on a Dream los más señalados en este aspecto. 

En ese sentido, hasta los ya conocidos High Hopes y Dream Baby Dream resultan mucho más entendibles situados como principio y final de una obra compacta y lineal. Ron Aniello es el productor que mejor ha sabido entender a Springsteen en los últimos años y le ha dotado de un muro de sonido comprimido pero matizado que le sienta muy bien al Bruce contemporáneo, sacando aristas de canciones que sonarían mucho menores sin el impacto sonoro de la producción virtuosa que los acompaña. El americano ha buscado conscientemente un sonido contemporáneo y lo mismo que hizo ya con Wrecking Ball, a fe que lo ha conseguido. 

El disco arranca con High Hopes, Harry's Place y 41 Shots. Una versión, un tema menor y una obra grande y francamente emocionante, regrabada para la ocasión y ensalzada por los solos de Tom Morello, omnipresente a lo largo y ancho del álbum. Una suite agridulce a la que se le notan por todas partes las costuras y una desconexión que hace presagiar lo peor. A continuación una versión de The Saints, Just Like Fire Would, realmente emocionante y adaptada al terreno Springsteen (podría pasar por un tema propio sin problema) nos hace recordar los tiempos en que la banda grababa reunida en el estudio, mirándose a la cara y los ojos mientras un Springsteen pletórico desgrana una pieza estupenda. 

Y es a continuación de esta salva irregular donde se abre la parte más artística del álbum y seguramente la verdadera chicha del mismo. Este efecto es tan extremo que el disco acaba pareciendo un muy buen EP rodeado de algunos adornos. La excéntrica Down In The Hole, a caballo entre la oscuridad y el lirismo es un puñetazo en el corazón, un tema aterrador y desértico, húmedo y lúgubre como un bosque en invierno, un triunfo artístico en primera línea. A continuación un himno (Heaven's Wall) extravagantemente instrumentado, entre el rock, el folk y el gospel, sazonado de nuevo con algunos guitarrazos de Morello y que es posiblemente el mejor tema del disco, llevando además innumerables referencias bíblicas de un Springsteen siempre espiritual. 

Esta secuencia, sin embargo se ve interrumpida por un sonoro batacazo, Frankie Fell In Love, que no funciona en ningún sentido precisamente por lo esforzado y poco natural que suena. Springsteen esta ya a años luz de este tipo de canción y su interpretación en lugar de exuberante, como se intentaba, resulta forzadisima y cargante. El peor tema que ha puesto en circulación en años. 

Recuperamos el buen pulso sin embargo con This Is Your Sword, un hermoso tema teñido de aires irlandeses y con sonido extraordinario, que emparenta con lo mejor del disco. Y para acabar esta parte central del álbum, se remata con Hunter Of Invisible Game, un vals desgarrado y misterioso que es la otra cara del espejo donde se refleja Down In The Hole. Sin ser una obra maestra resulta inquietante y entretenida a partes iguales. 

Nadie podrá decir que la versión de Tom Joad eléctrica con Morello no es un cañón. Suena compacta y brutal, muy similar al directo que ya conocíamos. Sin embargo, dentro de este álbum está completamente fuera de secuencia. Posiblemente ni siquiera ha sido buena idea incluirla, por más que nos guste. 

Y culminamos con The Wall, acústico y sentido, cercano en pulso y espíritu a Terry's Song y The Wrestler. No es la obra maestra que algunos se empeñan en ver, pero si suena sincero y emocionante. Para terminar, la ya conocida Dream Baby Dream, excelente en el arreglo y emocionante en el discurso supone un muy buen culmen a lo escuchado. 

Y así nos quedamos, con la incertidumbre que traíamos desde el principio y sin entender que quiere ser este disco en el global de la obra del americano. Su propio autor la esta tratando con poco interés, pues en lugar del habitual desembarco en medios, apenas se oye hablar del álbum en ninguna parte y posiblemente pase sin pena ni gloria para la crítica y para el público. No me atrevo a decir que sea un paso en falso, porque lo es sólo a medias, pero si tira por tierra definitivamente ese mito del Bruce prolífico que siempre tiene grabados tres discos que no saca. Recordemos que es el segundo álbum consecutivo en dónde hay que recurrir al fondo de armario y regrabar temas escritos hace tiempo. Sospechoso. 

Sin embargo, tengo quedarme con la parte buena: Bruce sigue despierto, con ganas de hacer cosas y  de buscar y seguir buscando, lo cual siempre se agradece en un artista que ya no tiene nada que demostrar a nadie. 

Por más que a veces nos cueste entender que se le pasa por la cabeza. 


1 comentario:

  1. Siempre que sale un disco de Springsteen busco tu comentario. Y veo que te has trasladado, física y virtualmente. Suerte con la nueva etapa. Tengo muy buenos recuerdos del barrio de Madrid que acabas de dejar.
    En cuanto al disco, esta vez he tardado en escucharlo, lo reconozco. A la segunda escucha, dsterré Harry's Place y Down in the hole, sin dolor. El disco así me parece perfecto. Perfecto para esta etapa del Jefe. No le pido más.
    Un saludo y gracias por esa preciosidad de The Walkabouts ;)

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